martes, febrero 13, 2007

Palabra de El Libro

Las labores devotas y el genio inspirador de los mejores entre los hombres están destinados a extinguirse en la muerte, esa larga y solitaria noche de olvido eterno y extinción del alma. La desesperación sin nombre es la única recompensa del hombre por vivir y luchar bajo el sol temporal de la existencia mortal. Cada día de vida lenta y seguramente aprieta el nudo de un destino despiadado decretado por un universo material hostil e implacable que será el último insulto para todo lo que en el deseo humano es hermoso, noble, elevado y bueno.
1118:2 102:0.2 Pero éste no es el fin ni el eterno destino del hombre; esta visión no es más que el grito de desesperación pronunciado por un alma vagabunda que se ha perdido en la oscuridad espiritual, y que lucha valientemente frente a los sofismas mecanicistas de una filosofía material, enceguecido por la confusión y la distorsión de una erudición compleja. Y toda esta condena de oscuridad y todo este destino desesperado se disuelven para siempre con una valiente pincelada de fe pintada por el más humilde e ignorante de los hijos de Dios en la tierra.
 
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