Hace mucho tiempo que me estoy preguntando ¿de que ha servido estar plantado en éste mundo? ¿Qué fuerzas me han llevado de un lado para otro y me están llevando hoy? ¿Qué diferencia hay entre ser normal y creer en todo lo que es tangible? ¿Cómo puede ser yo mismo, si no hay comprensión a mis humanos actos? ¿Quién es el que me debe juzgar, cuando tomo como propio el devenir de los demás? ¿Si puede verlos a sus ojos, será que mañana no olvidarán los míos?
Me han pasado cosas, las cuales yo no comprendo muy bien. He sentido muchos estados y sé que me faltan otros tantos más. He dicho cosas que hablan de mil personas en mi interior y ellas comentan quien debo ser en cada situación. Converso con tantos y esos tantos me indican cuales son mis virtudes y también mis defectos. Observo a jóvenes y viejos, y de cada cual comprendo que la verdad está oculta en una madeja interminable de temores, recriminaciones, amoríos e ilusiones.
Creo que él ya viene y ésta vez es para contemplar, personalmente, el desarrollo de sus creaciones. Comenzará por quienes están más abajo, ya que ellos serán los primeros; dejando para el último a los que estrepitosa y banalmente trepan por los caminos de la vida, sin observar a los que están olvidando. Nos someterá a nuestras magnas y grandiosas virtudes en donde, para nosotros, todo vale.
Quiero ser justo y no cometer errores; sin embargo, si camino entre ustedes deberé ser injusto, constantemente, y los errores asumirlos como el gran acierto del humano contemporáneo. No hablo con sencillez y claridad, dado que nada de lo que es evidente tiene la facultad de ser verdadero; algo más y algo menos, es lo que existe entre los que buscan la fortaleza, entereza y dinamismo. Esperando que no se tome como un juicio algo que solamente he querido indicar para que logren fijarse.
Éste es mi tiempo, y ese lo aprovecho en las condiciones que hoy son parte de mí. Necesito hablar porque es el valor que hoy puede estar oculto; sin embargo, mañana será una revelación que se construyó con fe, esperanza y amor. No queriendo jactarme de ninguna investidura, sino, de la más simple y sencilla razón de querer ser uno de ustedes.
Ya se aproxima el tiempo y espero que ese sea, en su justa medida, un ideal para cada uno que esté anhelado el día indicado.
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