Estimada Compañera:
La pérdida de un hijo debe ser inconmensurable y ensordecedor
para el alma, la cual clama hacia El Creador solicitándole respuestas ante tal quebranto…
Yo soy uno de tantos, de los que se escapa de tal flagelo: no tengo
hijos.
Sin embargo, quise hondar en las intrincadas manifestaciones
de la vida y de la muerte. Ello me ha llevado a entender nuestras tempranas y
tardías partidas de este plano.
Si somos almas de escasas correcciones, muchas
imperfecciones y necesitadas de pulimiento, nos mantendremos en este plano
experimentando la vida, según lo que determine el orden celeste.
Si estamos en sintonía con la divinidad y nuestro nivel de
experimentación está llegando a su fin, nuestros tiempos son acotados y
nuestras partidas son rápidas y sin flagelos.
Eso Myli.
Recibe un gran abrazo.
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