“Dios habla al hombre, en general, a través de los acontecimientos de la historia, ya sean descubrimientos y conquistas o revoluciones y guerras; y habla también a las personas concretas, a través de los sucesos detallados de su vida diaria. Pero en vez de escuchar su voz, la mayor parte de los hombres –y mujeres, obviamente- solo ven en tales circunstancias el juego de los factores humanos, el poder y la envidia, la buena o la mala suerte, todo ello mezclado por el azar del destino y la malicia de los hombres y así rechazan la realidad, riñen con los hechos y se rebelan contra su suerte”.
Por la fe la a lajusticia, ¿Quién va ganando?, pág. 34
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