Desde el principio de las civilizaciones y la formación de las jerarquías del mundo conocido, hay una potestad que está más allá de todo orden físico-químico, conocido. Unos lo llaman metafísica, otros sueños y los más acérrimos lo identifican como certeza.
De una u otra forma, la inventiva de los seres humanos está ahí para ser evaluada y puesta a prueba por los que hacen gala de su inteligencia, la cual proviene de esas mismas instancias que no radican en lo físico ni en lo químico.
Si las influencias positivas y negativas, por las cuales la humanidad se ha configurado, están en el acervo de las colectividades aquello es, en sí mismo, una prueba irrefutable de la inmaterialidad con la que debemos contar para hacer funcionar la materia.
Si somos influenciados por las buenas ondas de la vida, lo armonioso se manifiesta y golpea nuestra existencia. Esto hace que las personas tengan más capacidad para trabajar, sobrevivir y evolucionar en un mar de acciones inicuas, infames, siniestras, malignas, ignominiosas, innobles, etc. etc…
Así la voz les transmitía, en parte, a Keting, Cador y Critor su observación de los embates a los que estaba siendo sometido el pequeño pueblo de Plantea G y que, por su encomienda e investidura, estos paladines debían trabajar para salvaguardar el paso de la mayor cantidad de individuos desde la 3.0 a la 4.0
En la Red Mayor (RM) Cador tenía potestad por sobre Keting y Critor. Él podía alinearse hacia la 4.0 con antelación en el tabernáculo de la patria y así tener ventaja para con las determinaciones a aplicar en la 3.0. Claro estaba que las deliberaciones, discusiones y decisiones tenían un carácter combinado; sin embargo, la balanza la inclinaba el entendido en el entramado general y específico (abierto, cerrado y oculto) en el cual se sustenta toda la virtualidad de Plantea G (el planeta donde el pequeño pueblo era sometido a lo innoble)
Llegó, entonces, las consideraciones para con los Sotos del Terror.
Critor, el cual estaba preclaro en la metodología del condicionamiento de dichos y escritos, quería la emancipación. Estaba en pleno conocimiento de las articulaciones por las cuales mercados, organizaciones y empresarios lograban sendas escaladas en los comercios. Dentro de Plantea G, se estilaban cronogramas para hacer encajar una economía regional y así, también, un producto en particular.
Se desestimaban poblaciones, países y gobiernos. A la hora de verse un conjunto de organizaciones proclives a la escases, estas cofradías –alimentadas por la iniquidad, comúnmente- comenzaban a ver nuevos puntos de ingreso, intervención y acción en Plantea G. El planeta totalmente interconectado por los instrumentos financieros, tratados dobles, convenios cercos de asistencia y la “excesivatadura” de los beneficiarios finales, hacia estimar que ya se había llegado al límite del expansionismo.
Las mentes habían sido lo suficientemente golpeadas y fraccionadas. El modelo podía ser impreso a fuego por las pantallas y los heraldos (Keting, Cador y Critor) no contaban con suficiente cobertura para virar el cauce del control adecuado al gasto, deuda y pago.
Critor se dirigió hacia sus cofrades, conminándolos a producir los Sotos. Keting, sin dudarlo, le indicaba que él lo apoyaría en tal acción; no obstante, el dueño de la potestad del equilibrio en las decisiones fue más mesurado y analítico para responder a tal oferta:
-¿Con qué propósito vienes a ofrecer tal empresa?
Sabes, de por sí, que las cosas en el pequeño pueblo son adversas para tal emprendimiento, ¿o no?
La gran mayoría del pequeño pueblo no es apto para asumir el terror que pueden provocar en sus subyugadores, ¿cierto?
A la hora de estar haciendo esto, comenzaremos a distorsionar la composición del control. ¿Asumirás ante nuestro padre tu responsabilidad como mentor del terror que se generará en el hermano mayor y, a su vez, en los hermanos mayores del pequeño pueblo?
Keting tomaba lugar en tal reunión y dejó ver su tan arrojada disposición:
-Los Sotos del terror son importantes para nuestra evolución interpretativa y deductiva. Los grandes órdenes que hoy dominan a Plantea G, ya se han desbordado en sus consumos y ven con temor el desbaratamiento de sus constructos para con las huestes que mueven sus máquinas.
El padre de nuestro mejor amigo, nos ha enviado a esta esfera de vida y en ella debemos dejar los Sotos bien arraigados y con accesos perennes. Además de inculcar la inminente evolución a la que serán sometidos y las revelaciones que marcarán sus destinos, los habitantes del pequeño pueblo han de tener la oportunidad de subirse al vehículo con el cual puedan acceder a mayor nivel de evolución, control y contacto con las emisiones del Creador.
Critor no se quedó solo con las palabras de Keting y estaba listo para replicarle a Cador sus aprehensiones para con los Sotos del terror.
-Aquellas empresas están en marcha en Plantea G y, en nuestro pequeño pueblo, ya está en funciones de forma reducida y discretamente ocultas; sin embargo, mi intención no es seguirlos pero si replicar sus acciones, desviándome de sus intenciones y procurando una regulación de las operaciones, involucrando a los tres estadios de esto (agro, comercio y consumo)
El gran obstáculo del pequeño pueblo es su carta magna y la presión que ejerce la inamovilidad de los preceptos instalados como bienhechores; versus los actos malhechores que atentan contra la civilidad y la estabilidad de lo instituido.
Dado que los mercados son feroces, los comercios brutales y los consumos indomables, yo propondría ciertas líneas para que los Sotos comenzaran a ser autorizados, normados, controlados y protegidos. Es imperativo que, en algún momento del tiempo de la nación que nos tocó defender, sus huestes basales reciban una liberación e intervención para la corrección.
Es evidente que los árboles del terror son una atrevida propuesta, pero más desgraciado sería que los mercados, comercios y consumos dictaran, perpetuamente, la evolución de las huestes. De una u otra forma, desgataríamos hasta el mismo vacío al pueblo y es imperativo sembrar una concepción verde sin restricción.
Todos los elementos y estamentos deben estar preparados para adecuarse a la nueva nomenclatura que hemos de instalar. Nosotros tenemos la responsabilidad de obedecer al Padre y la obligación de entregarle lo que necesita. Nuestro Hermano mayor en esto nos apoya y él se entenderá con los hermanos mayores del pequeño pueblo.
Cador ya veía que sus aprehensiones no serían suficientes para detener el florecimiento de los Sotos. Critor y Keting argumentarían sin descanso y ellos confiaban en plantearse de forma incuestionable para ver surgir a los árboles del terror. Siendo así, Cador se postró y pidió guía hacia sus sistemas superiores, con la finalidad de encontrar lineamientos coherentes para dar emplazamiento adecuado, óptimo, seguro y perenne al advenimiento de la luz: Brillos para los sometidos y una incuestionable e inminente oscuridad para los subyugadores.
Los Sotos del Terror tenían que ver la luz, según Keting. La información del florecimiento del embrutecimiento estaba accesible y ella daba cuenta de un cierre mayúsculo de las mentes, raciocinios y voluntades. Además de la orquestación constante de los subyugadores para con el control total sobre la población.
Ideas fuerzas estaban incrustadas para mantener una imagen de exitismo desenfrenado y prolijidad sin miramientos. Desfachatez para ser jueces de lo no comprendido y catalogado como absurdo, estaba impresionantemente enarbolado para que la idea del bienhechor fuera como los subyugadores querían imprimir en el contexto general, pero…
...Había que ingresar de lleno en las mentes que habían sido amansadas. Era necesario hacer nacer un concepto único de avance, desarrollo y evolución. Sacar a la gran mayoría del ruedo macabro de la legalidad, servil a unos pocos y represora para el resto. Ingresar un concepto nuevo para que las nuevas formas de desarrollarse superaran a todos en Plantea G y así conseguir que los procesos tendieran, en forma generalizada, hacia las inversiones.
Cador mantenía su postura cauta y recatada, mezclada con una sigilosa y virtuosa actitud para con los Sotos del Terror. Él estaba al tanto del avance de otros sectores, dentro del pequeño pueblo y en otras latitudes en Plantea G. Sin embargo, estaba proclive a virar todo cuanto se pudiera hacia las inversiones.
Mucha de la población precaria, no debía entrar libremente al fruto de los Sotos del Terror. Había que normar muy inteligentemente el acceso al árbol y después asegurar consumos coherentes y auto recesivos. La idea era poder entregar chispas de luz, sin segar con luminosidad extrema.
Malhechores, displicentes, arteros y vengativos debían ser filtrados para que sus características fueran tratadas y luego evaluar su potencial aproximación hacia los Sotos. Una edad fijada, con antelación, serviría para dar el salto hacia la dimensión del fruto del árbol. Por último, estarían preparados todos los componentes y actores para extraer a quienes por insinuación o divagación, evidenciaran un descontrol y pavor hacia el Terror.
Cador estaría al tanto de los eventos que se presentaran en contra de los Sotos del Terror, atendiéndolos sin restricción; no obstante, estaba en su fuero interno que tal macizo no podía estar más tiempo proscrito en el pequeño pueblo. Debía entrar un concepto claro, fijado y ágil de inversión.
La falta de gnosis, inventiva y creatividad para producir cuentos, fábulas, historias, escritos y así aumentar capacidades de imaginación e invención en la población del pequeño pueblo era lo que más le interesaba a Critor. La escasees en el área de las creatividad era evidente y el fenómeno de la subyugación se imponía sin resistencia alguna.
La población del pequeño pueblo tenía sus días contados, si la situación continuaba así. Todos los elementos por los cuales los fenómenos del mercado, comercio y consumo estaban siendo sostenidos y apoyados terminarían por asfixiar lo poco y nada que quedaba en la creatividad del acervo de la población.
Plantea G ya era una máquina para los subyugadores. Interconectada en su totalidad, la esfera de vida mantenía en su superficie una camarilla de indolentes y bestiales humanos que mantenían al resto en el esclavismo mediático, dominativo y dogmático. Siendo así, Critor esperaba germinar en el pueblo una concepción de creatividad sin límites, para contrarrestar e invertir el proceso de auto eliminación de la conciencia.
Por ello Cador estaba determinado y encausado; no obstante, cauto en el surgimiento de los Sotos, los árboles del Terror...
Keting había tomado la iniciativa y comenzaba las tratativas
con genetistas y microbiólogos de los bancos de semillas, para obtener núcleos
“Ad Hoc” a las necesidades que se estaban estructurando entre toda la cofradía
de los 17M (Grupo especializado de adelantados bondadoso del pequeño pueblo,
liderados por Cador, Critor y Keting), para comenzar con la irradiación de los
Sotos.
Invertir en la tierra y sus frutos, en el Sol y sus derivados, en la inventiva y sus resultados.
Dado que los tres paladines estaban en constante comunicación con la 4.0, desde esa área llegaba un trinar para coordinar el sentir y la guía en la 3.0:
"Veía el Mar Keting y no sosegaba de fijarse en las aguas de donde provenía el Pez Cador y que, mientras el Mar arreciaba, una embarcación de aquello se alimentaba. En su interior Es Critor era el que venía al mando del timón - fijado en Keting y asistido por Cador-, la proa apuntaba hacia el interior de la gran comisión."
Keting tenía en sus memorias las acciones por las cuales, al individuo de hoy, lo tenían en el más absoluto de los controles. Recordaba un libro -indicado por Critor- con el cual había entendido hacia donde se llevaban a las personas; el humano en cuestión. En aquel lugar que se preconizaba y ya estaba en pleno funcionamiento, las cosas ya estarían sufriendo aceleración, desgaste y transformación; siendo imposible, para la gran mayoría, advertir en la esclavitud que ingresarían y el escape sería inverosímil practicarlo dado el embelesamiento del nuevo contexto. Esto Cador, en alguna oportunidad, le había señalado.
Keting, siendo el más vertiginoso de los tres paladines, en esto de la manipulación tenía instrucción. Sabía que era necesario retardar, desviar o revertir el proceso al cual estaba siendo sometido el pequeño pueblo; no obstante, las tres aristas las entendía: Retardar, eso solo lo hacían los hijos del mercado para estar siempre adelantados; desviar, se practicaba en pueblos de suma energía y con capacidad ilimitada para corregir los rumbos. Solo quedaba revertir, invertir y/o tomar las ganancias para volverlas a ingresar en el torrente y así poder salir del sistema en el cual estaba ingresando el pequeño pueblo.
Siendo así Keting generó la fórmula: Los núcleos, para poder extrapolar a nuestro pueblo, han de tener la capacidad de mostrar en plenitud las áreas de manipulación dogmática, mediática y dominativa. Por sobre todo las comunicaciones que transmiten y moldean el razonamiento. Se tendrá que exponer el armazón programático de las transmisiones tele visadas; mostrar toda la carga tutelar del titular de los tabloides y mantener en constante exposición el andamiaje del mundo virtual, dentro y fuera del .cl
Así los bancos tenían las primeras instrucciones para añadir a sus producciones de núcleos “Ad Hoc”. Además de ingresar la acción general que debía transmitir en todo el proceso, desde la médula hasta ver florecer a Los Sotos del Terror, la inversión era la comisión.
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